«El Astrónomo», hacia 1668, 50 x 45 cms, Museo del Louvre.
«El Geógrafo», hacia 1668, 52 x 46 cms, STADELSCHES KUNSTINSTITUT DE FRANKFURT
Los dos cuadros tienen protagonistas masculinos, hecho único en la obra de Vermeer; se trata de dos científicos en medio de los instrumentos de su actividad.
Estas características, inhabituales en un artista que gustaba de pintar figuras femeninas ocupadas en sencillas actividades cotidianas, hacen suponer la existencia de un comitente específicamente interesado en este tipo de asuntos.
Se ha supuesto también que pudiera tratarse de dos retratos de una misma persona, a la que habría que buscar entre los intelectuales holandeses de la época; según una hipótesis, no avalada por documentos seguros, podría tratarse del célebre científico Van Leeuwenhoeck, que se piensa tendría con el pintor una relación de amistad.
La escena se construye según las modalidades típicas de los retratos de intelectuales. Se muestra al astrónomo y al geógrafo en su estudio; en torno suyo están los instrumentos de que se sirve: libros, un gráfico, un astrolabio y un compás en el caso del astrónomo.
La escena es similar en el caso del «Geógrafo»: se muestra al protagonista en una estancia iluminada, equipada con una mesa y un armario; alrededor están negligentemente distribuidos los mapas y libros que utiliza para su estudio; el geógrafo está inclinado sobre la mesa y en la mano tiene un compás; parece como si acabara de levantar la mirada de sus mapas para dirigirla hacia la ventana.
Se ha supuesto que ambos ocultan un significado simbólico, interpretació basada en el hecho de que uno de los dos se ocupa en cosas celestes y otro en cosas terrenas. Su actitud parece de confiada búsqueda: elmprimero toca la esfera celeste y el segundo mira hacia la luz y al mundo real.
La composición de estas pinturas representa algunos rasgos estilísticos interesantes: la atmósfera ya no es la tranquila y meditativa de los años en torno a 1665, sino que acusa el dinamismo y la acción concentrados en las figuras.