Expresionismo abstracto. Óleo sobre lienzo. 203 x 107 cms. Corcoran Gallery of Art de Washington.
Comentario de la obra Número 5 (Red Wall) de Ad Reinhardt
La pintura de Ad Reinhardt nunca fue figurativa, a diferencia de la de otros expresionistas abstractos como Willem de Kooning, Jackson Pollock o Mark Rothko, con los que el artista mantuvo contacto, aunque siempre discutió su arte.
Desde los comienzos en los años treinta, sus primeros «collages» poscubistas y su pintura se situaron estrictamente en la tradición del arte abstracto.
Decía en 1952: «En la bibliografía sobre el arte universal se dice con frecuencia que determinados significados de la pintura no se descubren únicamente contemplando lo que el pintor hace, sino lo que se niega a hacer».
Para Reindhart, la oposición categórica consistía en «no confundir la pintura con algo que no lo sea». En consecuencia, quedaban programáticamente excluidas las referencias al mundo real o al mundo imatinativo del pintor.
No obstante, como señaló en 1966, existía en su opinión una contradicción interna en la pintura del expresionismo abstracto: » La tensión entre los pintores abstractos y los surrealistas era evidente en los años treinta. El expresionismo abstracto lo mezcló todo».
De 1950 a 1953, Reindhart trabajó en series de cuadros rojos y azules en un espectro de matices yuxtapuestos, principio que se apunta al colorido débilmente diferenciado y monótono de su larga serie de «Black Paintings», considerada como su logro más importante.
De acuerdo con el procedimiento «all-over», la tela de formato vertical «Number 5 (Red Wall)» está cubierta con formas rectangulares parcialmente superpuestas. La disposición libre de las figuras evoca un «collage», medio muy utilizado por Reindhart en los años treinta.
Sería un error calificar de monocromáticos los cuadros rojos y azules de Reindhart, quien al minimizar la diferencia tonal evitó la «interacción del color» alcanzando en consecuencia una forma más compleja de unidad.
Reindhart ejerció la docencia entre 1952 y 1953 en el departamento de arte de la Universidad de Yale, donde también trabajaba Josef Albers (1888-1976), alemán emigrado y antiguo profesor de la Bauhaus.
Albers había comenzado en 1950 su serie más conocida y extensa, «Homage to the Square», o pinturas de formato cuadrado en las que exploraba la percepción de la interacción de tres o cuatro campos de color cuadrangulares sucesivamente dispuestos.
Albers expuso los resultados de su estudio en el libro «Interaction of Color» , publicado en 1963.
Las pinturas rojas y azules de principios de los años cincuenta y el cambio que experimentó su pintura en 1953 se enmarcaban en el contexto de su análisis del proyecto de Albers.
En su «Cronología», Reindhart señalaba en 1966 :»1953: Renuncia en su pintura a los principios de la asimetría y la irregularidad » y «1953: Pinta sus últimos cuadros en colores claros».
Si el primer cambio puede concebirse como tributo a «Homages to the Square » de Albers, cuyos cuadros son simétricos y regulares, la segunda decisión de abandonar las tonalidades claras representa un distanciamiento de las investigaciones pictóricas de Albers sobre el color.
Cuando los cuadros rojos y azules fueron expuestos al público, los críticos advirtieron en ellos características tales como calidad decorativa y «belleza» que Reindhart se propuso luego eliminar en sus «Black Paintings «.