Después de 1632, pinturas sobre tela, Galería de hombres ilustres, Palacio del cardenal Richelieu, hoy Palais Royal de París.
El campo en el que la obra de Simón Vouet alcanzó su máximo reconocimiento fue el de los conjuntos decorativos. Realizó obras para los principales mecenas franceses y llenó con sus lienzos los palacios del París del momento.
Como no podía ser de otro modo, trabajó también para el mecenas más importante de Francia y hombre que dirigía los destinos del país, el cardenal Richelieu.
Para el primer ministro de Luis XIII, Vouet realizó trabajos para su palacio de París, su casa de Rueil y su castillo en Poitou. Muy poco es lo que resta de estos encargos. Las residencias de Rueil y Poitou fueron destruidas y del llamado palacio del cardenal, el actual Palais Royal, nada se conserva «in situ».
En el palacio del cardenal, Vouet se encargó de la decoración de la capilla y de parte de la llamada Galería de los Hombres Ilustres (de la otra parte se ocupó el pintor predilecto de Richelieu, Philippe de Champaigne).
Vouet trabajó en la capilla desde 1632, pero lo único que se ha conservado es el cuadro del altar mayor, la Anunciación, hoy en el museo Pushkin de Moscú.
La galería de los Hombres Ilustres aludía a la faceta más política del cardenal, la que le parangonaba a los grandes príncipes del Renacimiento.
En ella se planteó en origen un programa celebrativo de las glorias de Francia, con la imagen de aquellos hombres que sirvieron a la corona para engrandecerla.
En total fueron diecinueve los retratos pintados por Philippe de Champagne y Simon Vouet, entre ellos los del rey Luis XIII, sus padres Maria de Medici y Enrique IV, su esposa Ana de Austria, su hermano Gaston de Orleans y, por supuesto, el del primer ministro, el propio cardenal Richelieu.
El conjunto se conoce gracias a los grabados publicados en 1650 por Zacharie Heince y François Bignon. A partir de esta fuente se puede concluir que Vouet se mostró más inventivo que Philippe de Champagne en los retratos que le tocó pintar -ocho, dispuestos en el muro derecho de la galería- , variando las poses y estableciendo relaciones entre los distintos personajes.
Se conservan cuatro de los ocho retratos, si bien tan sólo uno de ellos, el de Gaucher de Chatillon (Museo del Louvre), puede considerarse enteramente de la mano del maestro, en tanto que los restantes muestran una factura un tanto desigual, que ha hecho pensar que si bien la invención sea de Vouet, su ejecución deba asociarse al taller.